Residuos Peligrosos Industriales

Argentina enfrenta un grave problema causado por los enormes volúmenes de residuos peligrosos generados, en su mayor parte, por la industria. Las únicas respuestas que ha dado el gobierno han estado relacionadas con la instalación de las llamadas plantas de tratamiento de residuos.
Sin embargo, la experiencia internacional ha demostrado que no existen tratamientos que logren hacer que la mayoría de los residuos peligrosos dejen de serlo. Al final de esos tratamientos los residuos son enterrados o quemados, y tarde o temprano pasan a contaminar el suelo, el aire o las aguas. La incineración es un método creado para disponer de la basura. Todos los incineradores liberan residuos al medio ambiente, ya sea por la emisión de desechos sin quemar o bien por la generación de nuevos compuestos en el mismo horno. Si los residuos quemados contienen cloro, entonces los compuestos formados son dioxinas o furanos. Según la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU, la exposición a dioxinas provoca alteraciones en el sistema inmunológico, malformaciones congénitas y probablemente cáncer.

¿De dónde vienen tantos incineradores?
La incineración de residuos comenzó en Estados Unidos y Europa Occidental en los años '50 y '60. A partir de que empezaron a conocerse los graves daños reales y potenciales provocados por los incineradores, los ciudadanos de distintas regiones emprendieron su oposición a nuevas instalaciones. Actualmente existen fuertes indicadores que señalan que en América del Norte y Europa se han alcanzado niveles de saturación de incineradores y que la oposición ciudadana es tan alta que ha logrado detener una mayor expansión de este tipo de industrias en esas regiones. El mercado para esta tecnología, entonces, se está trasladando a los países de América Latina, Europa del Este y Asia, donde además, las normativas existentes la promueven como una tecnología válida para el tratamiento de desechos.

En teoría, y tal como lo expresan sus promotores, la incineración sólo liberaría al medio ambiente dióxido de carbono y agua. Pero la realidad demuestra que la teoría no se cumple.

Las emisiones a la atmósfera.
En el proceso de incineración no se crea materia ni se destruye; algunos residuos que ingresaron al horno apenas cambian su estado (de sólido y líquido pueden pasar a gas y salir por la chimenea, por ejemplo). Además, las partículas provenientes de la quema de desechos tóxicos a altas temperaturas pueden combinarse con otras formando nuevos compuestos, algunos de ellos, aún más tóxicos que los que ingresaron al incinerador. Estos nuevos compuestos se denominan Productos de Combustión Incompleta o PICs. Entre los PICs que se han identificado en diversos incineradores se encuentran sustancias tan tóxicas como las dioxinas, los Bifenilos Policlorados (PCBs)y el hexaclorobenceno. Algunos de estos PICs son persistentes y bioacumulativos, es decir, persisten en los organismos y se van acumulando en los animales que se encuentran hacia el final de la cadena alimentaria. En la Argentina no existe organismo de control alguno (a nivel nacional ni provincial) que pueda medir las concentraciones de dioxinas emitidas, lo que provoca que estas plantas funcionen en condiciones de absoluto descontrol.

Todo lo que entra debe salir.
Las plantas de incineración de residuos peligrosos se alimentan de una compleja gama de desechos provenientes de las diversas actividades industriales que producen o utilizan metales, solventes clorados, pinturas, productos farmacéuticos, pesticidas, etc.. La eficiencia con que los incineradores destruyen los residuos peligrosos nunca alcanza el 100%, emitiéndose al medio ambiente una porción de los desechos sin quemar. Además, algunos de los residuos que ingresan a un incinerador son muy volátiles y se escapan a la atmósfera durante su almacenamiento, transporte y manejo rutinario.

En los incineradores que reciben residuos provenientes de industrias alejadas geográficamente se incrementan las probabilidades de accidentes durante su transporte. Un accidente en un camión que transporta desechos peligrosos podría tener consecuencias catastróficas.

Los dispositivos de control de la contaminación (DCC).
En un esfuerzo por limitar la contaminación atmosférica las empresas que instalan incineradores ofrecen la utilización de filtros en las chimeneas y DCC. Sin embargo, la experiencia demuestra que estos filtros apenas evitan la emisión de algunas de las partículas contenidas en el gas de la chimenea, no reducen la cantidad de sustancias tóxicas que se producen durante la incineración, no previenen la síntesis de nuevos compuestos tóxicos y significan, finalmente, una nueva fuente de contaminación. Actualmente se sabe que cuanto más eficientes son los DCC, aumenta la concentración de tóxicos en las cenizas, provocando un nuevo problema sin solución real.

Impacto de las incineradores sobre el ambiente y la salud humana.
Los organismos oficiales de la Argentina y de los otros países donde funcionan incineradores han demostrado poco interés por evaluar las consecuencias reales de esas instalaciones sobre la salud y el medio ambiente. Sin embargo, existen estudios que llaman la atención sobre el peligro que traen estos incineradores.

El impacto sobre los seres humanos no es consecuencia sólamente de la inhalación directa de contaminantes suspendidos en el aire. Los compuestos persistentes y bioacumulativos emitidos por las incineradores, como las dioxinas, se concentran en los ecosistemas locales y pueden alcanzar niveles perjudiciales para el hombre y otras especies. Además, estos productos, como son fácilmente transportados por agua y aire, contribuyen a la contaminación global. Según el Convenio de Estocolmo, recientemente firmado por casi 100 países del mundo, incluida la Argentina, los incineradores de residuos están entre las principales fuentes de dioxinas.

La Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU ha concluido además que el camino más importante de exposición a las dioxinas es la alimentación. La exposición a dioxinas ha sido vinculada con problemas en el sistema inmunológico, malformaciones congénitas. Además este compuesto ha sido clasificado por la Organización Mundial de la Salud como un cancerígeno humano cierto.

La incineración de residuos peligrosos es un desincentivo para la transformación hacia procesos industriales no contaminantes y de producción limpia. La incineración es una industria lucrativa que utiliza los residuos tóxicos como materia prima; por lo tanto, no hay futuro posible para este negocio si se reduce la generación de esos residuos. Al mismo tiempo, para las empresas generadoras de residuos peligrosos, los incineradores son la garantía de que podrán seguir produciéndolos indefinidamente. Es así que las plantas incineradoras cierran un ciclo contaminante y ponen un freno al desarrollo de nuevas alternativas de producción limpia, sin generación de residuos tóxicos y con menor impacto sobre el medio ambiente y la salud humana.

Incineradores en la prov de BsAS

Vea como funciona un incinerador de residuos

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si todo lo que entra tiene salir, entonces todo lo que sube tiene que bajar...

ojala esto se aplique a los niveles de infracciones ambientales del pais.

El Perro
http://vidadeperros.blogspot.com

Anónimo dijo...

Buen dia, les escribo de Rio Negro, mas precisamente de Cinco Saltos, donde la ex empresa INDUPA dejó un gran pasivo ambiental de mercurio confinado, y un relleno "sanitario" segun ellos, con todos los restos de la desmantelación de la obsoleta fabrica. Demas esta decir que esta empresa hacia Cloro-Soda en escamas,PVC acetileno,monoclorobenceno, HCH y demas compuestos organoclorados. Resultado: miles de obreros muertos y consecuencias sociales,ambientales y psicologicas nefastas. Por supuesto que a la hora de las responsabilidades...la plata todo lo puede, pero callar conciencias jamás. Hoy tenemos EL enterramiento de MERCURIO mas grande de America Latina y muy pocos lo saben.